22-12-08 Navidad

Podés creer o no en El.
Podés o no creer que existió. Pero no se puede ocultar la emoción que nos produce la sola idea de alguien que se jugó la vida por los demás. Por todos.
Negar esto último nos empequeñecería.
La vergüenza de una humanidad que se aniquila y se ignora a sí misma queda por algunas horas atenuada por la imagen del bebé que nace entre el pasto seco, entre el olor de los animales y la precariedad. El horror de los miles que no conocen de navidades ni regalos ni shopping, ni bombachas rosas, nos obliga reparar en alguien que sí pensó en ellos.
Tenemos algo así como "La responsabilidad" de ser felices este 24 de Diciembre, aunque no sea la fecha exacta en la que Jesús nació. Si no lo hacemos estaremos deshonrando el gesto más importante que alguien tuvo hacia nosotros. Inmerecido. Imposible de pagar. Incomprensible. Tan potente que sigue moviendo la historia.
Y, aunque sea un cliché moderno y una de esas sentencias que nadie puede cumplir: No permitamos que se bastardee la imagen del revolucionario más grande de todos los tiempos. No dejemos que lo llenen de pólvora para hacerlo estallar en Medio Oriente, o que lo cuelguen en la punta de un misil teledirigido. No dejemos que termine estampado en los billetes ni sumergido en la avaricia de los que no saben cuál es el olor de la pobreza ni quieren saberlo. Que no se nos pierda en la multitud de los que creen saber todo sobre aquél que ni siquiera quizo ser llamado bueno, porque lo consideraba un honor demasiado grande. Que no se lo coma la publicidad, la banalidad, y la estupidez. Que no nos lo comamos nosotros entre una porción de pan dulce y otra. Que no lo maten los Herodes de nuestro tiempo que, igual que el viejo Romano, saben que sin El sería mucho más fácil dominar el mundo.
Pero que tampoco se lo lleven demasiado arriba, donde nadie pueda tocarlo.
Que esté acá y nada más. No quiero más que eso. Su presencia es en el fondo lo único que importa.
Después cada cual volverá a sus miserias personales, que para eso hay tiempo. Esta navidad, celebremos que un niño nació una vez para convertirse en un hombre capaz de morir por los demás. Creamos que algo de El nos queda en alguna parte del alma. Soñemos que aunque sea un poco, podemos imitarlo.

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