Eternos reincidentes

"Siempre" y "Nunca" son dos palabras demasiado grandes para nosotros, tan chiquititos.

Tal vez soñaron un "para siempre" las hojas que brotaron en la primavera, pero ya lo ven... ahí están esta noche, volviéndose colchón de negrura húmeda en la vereda, y barro, y después nada.

Y al "Nunca más" lo podemos refutar toda la vida nosotros, los eternos reincidentes, que siempre volvemos a sonreír, a creer, y tal vez -por qué no- a darle una chance al amor...
Las palabras son importantes, pero tampoco tanto.
La felicidad transcurre casi siempre en silencio, cuando no hace falta decir nada.