SOMOS MENSAJES

SOMOS MENSAJES en botellas lanzadas a un océano de gente que no sabe leer. 

Pero lo que importa es que somos mensajes.

Sin hablar, sin escribir, sin mover un sólo músculo, igual estamos diciendo.

Y hay silencios que expresan tanto que no alcanzaría la vida para traducirlos en palabras.

Somos el reflejo de lo que nos habita; la canción que canta el espíritu ahí adentro. 

Somos fácilmente descifrables para quien tenga el código en el que estamos redactados, escritos, impresos en la superficie del tiempo.

Pero muy pocos buscan esos códigos. Muy pocos se dedican a tratar de entender.

Somos ignorantes ilustrados, leyendo amplios volúmenes para saber lo que no nos servirá, y desechando los dos o tres signos que nos salvarían la vida.

En multitud, o solos, siempre decimos algo. Somos un enjambre de significantes que buscan alguien que los decodifique.

Pocas veces sucede el milagro, pero puede suceder: Dios toca a alguien que por un instante habla en lenguas extrañas y pronuncia las palabras. Esas dos o tres palabras que no significan nada para todos, pero sí para alguien en especial. Ese alguien sí las entiende, y para él son al mismo tiempo lágrimas, o caricias, o nostalgias, o risas, o ausencias, o desesperaciones, o amor...

Y entonces se produce el milagro más grande de todos. Nos sentimos comprendidos, abrazados, reconocidos, plenos.

Sólo faltan oídos abiertos, corazones de puertas arrancadas, almas en carne viva... Recolectores de significantes. Almas a las que una variación en la densidad del aire o la salinidad de una mirada no les resulten indiferentes.

Somos el mensaje que alguien está esperando recibir.

En algún lugar, perdida en este océano de cartas escritas con garabatos extraños, está la palabra que me hará feliz. Dedicar la vida entera a buscarla es la única manera sensata de invertir el tiempo.

En algún lugar -tal vez en estas líneas- se esconde mi propio criptograma en clave enigma.

Somos mensajes a punto de revelarse, y nuestras voces están siempre a un paso de ser escuchadas.