Brisa fresca en un mediodía de verano





A veces una brisa fresca como la de hoy divide el verano. Aire que parece robado al mar, aunque el mar esté tan lejos.

Una corriente de ese aire se mete por las ventanas, para revitalizarte el cuerpo y también el alma, aunque sea un poquito.
Una caricia que trae recuerdos de días más felices, saca a la calle algunos fantasmas y hace lo propio con otras tantas sombras.
Este aire viene a negociar una tregua con el sol, y parece que por un rato se saldrá con la suya.
Apagá la tele, silenciá el celu. Sentí tu propia respiración en el silencio. Sentí cómo ese aire te va llenando, va viajando de tus pulmones a tu sangre, y por ella a todo el cuerpo.
Escuchá el sonido de tu respiración.
No puede ser casual que algo tan simple pueda llegar a hacerte tanto bien. Alguien debe estar detrás de esta brisa fresca, de esta música leve a cuyo ritmo bailan las cortinas. Alguien debió estar detrás de ese golpe maestro en el que se robaron un retazo de brisa en algún lugar del océano y lo soltaron acá.
Alguien y por alguna razón.
Ahora que apagamos los ruidos, escuchemos. Tal vez el autor de semejante prodigio tenga algo que decirnos...

Todos los paisajes del alma


 Todos los paisajes del alma.

La suma de todas las noches ofrendadas a esperar milagros ya negados de antemano.

El inconstante fulgor de una llama que está por apagarse y vuelve a ser, para contradecir a la noche pero sólo durante unos segundos.

Esa parcela del recuerdo en la que todos los amantes se sienten uno solo.

El rechinar de dientes en el frío y la desolada sequedad de los desiertos calcinados.

Todos los paisajes del alma.

Todas las versiones de la canción del viento entre las ramas de una planta reseca en otoño.

Todas las postales enviadas desde un ayer lejano y borroso. 

Todas las desilusiones de primavera.

Todos los brindis por cosas que no fueron. Litros y litros de futuros imposibles.

Todas las escaleras hechas con los palitos resecos de los sueños y las promesas.

Todos los paisajes del alma.

...Y uno acá, a estas horas de la noche, contemplándolos…