15-11-12 Serás libre

Podrá besarte. Poseerte con dulzura o con saña.
Podrá moldearte como si fueras un pedazo de barro.
Pero mientras sea yo el único que sabe apreciar el brillo de tus ojos bajo la luna de una noche de enero...
mientras sea yo el único que puede leer el braile de tu silencio en la oscuridad...
Mientras sea yo el único que puede transcribir poemas dictados por la musa de tus jadeos...
No serás de nadie más que mía
Porque es de tanto no tenerte que te tengo, y de tanto estar adentro tuyo que estoy lejos.

Y eso debe ser la versión más perfecta del amor: Cuando se tocan peligrosamente el dolor y el vacío

Una zona que queda muy cerca de la libertad.

Mientras ningún beso pueda repetir aquél beso no serás de él, y tampoco mía.
Serás libre.

El genio de la tempestad

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Como Simón: "El Genio de la tempestad"
Escuchándote en la furia de la marea que se rompe contra nuestro muelle endeble.
Agarrándote la mano helada.
Recordándote que todo va a pasar, incluso esto.

Vuelven los tiempos de sonreír

Pero soy el que tiene puesto el impermeable y las botas de goma
El único que trajo paraguas

Soy el que te habla al oído hasta que por fin podés dormirte
Soy el que evita que agarres un palo y entres a partir cabezas

Ya se sabe que después las represalias del destino tienen
dos o tres cositas que decirnos al oído pero a gritos.
Hasta entonces te sostengo la mano empapada, barrosa...

Soy el que sólo puede besarte para darte respiración artificial...
Soy el que sólo puede abrazarte para sacarte del pantano...
Soy el que sólo roza tu cara cuando hay que interceptar
la trayectoria de una lágrima...

Piloto de tormenta.
Pedalista del viento en contra
Cazador de estrellas lejanas
Animador de funerales
Defensor de criminales confesos
El que viene cada vez que el teléfono suena...

El genio de la tempestad...


20-04-09 Pretención


Vine hasta esta parte
sin dejar por el camino más que huellas.
No mentí; No vendí máscaras, ni fui
más parecido a otros que a mí mismo.
Perdí amigos y hasta amores
por no perderme a mí mismo.
No sé si soy preciso...
Lo que digo es que mi fé no se halla en venta.
Y mi voz, aunque lo pidas, no la alquilo.
Peor que morirte es descubrir
que otro vive tu vida.
Y mucho peor es constatar
Que tu cabeza es la cabeza que usa ese otro.
Yo llegué hasta acá
perdiendo novias y trabajos
por no dejar en el camino
la mirada y las palabras que me gustan.

Esa caprichosa pretención de ser feliz...

01-08-12 Simultaneidad

Nada más verte sonriendo y se descarrilan varios trenes; tropiezan las viejitas que compran verduras en el super de los chinos; se dan por vencidos varios maratonistas en algún circuito impronunciable de Alemania; dan dos vueltas en el aire los suicidas que se tiran al vacío; los yanquis se deciden a invadir varios países tercermundistas; los políticos dicen dos o tres mentiras menos por segundo; palpita incontables veces mi corazón al ritmo de un blues rabioso; se disuelve a medias la niebla de una mañana de Agosto y en el congreso aprueban una o dos leyes.
Se desvanece lo que Jorge Luis llamaba "El horror de vivir en lo sucesivo..."
Nada más verte sonriendo y se destrozan los muros que separan a los buenos de los malos, a los blancos de los negros, a los lindos de los feos, a los enfermos de los sanos, a los locos de los cuerdos. Se convierte en agua el helado que sostiene una niña distraída; se incendia la cabeza de un fósforo justo antes de llegar a la punta de un cigarro; se hacen papilla los autos que una máquina tritura para hacer con el metal otros autos; se van desgastando de a poco las ideas al ritmo del olvido.
Sonreís y en ese mismo instante todos los relojes del mundo dicen TIC y luego TAC, pero más lento, de modo que con cada sonrisa tuya el universo cambia su ritmo sin que nadie se dé cuenta.
Nada más verte sonreír y mirarnos de reojo y todas las pruebas y exámenes entregados se corrigen solos, generando epidemias de calificaciones positivas que los más agrios profesores no pueden explicar; se inician incendios en las costas de África y las llamas se apagan al mismo tiempo. Caen innumerables meteoritos en un campo en las afueras de Suipacha. Se codifica y decodifica muchas veces sucesivas el genoma humano.
Tinelli mira a la cámara.
Cristina deja de tocar compulsivamente los micrófonos.
Clarín dice la verdad.
Los del Facebook descubren la diferencia entre "a ver" y "haber".
Me crece el pelo.
Y se hacen notorias varias verdades (aunque, como decía Gregory, "todos mienten")

Con tantas cosas ocurriendo al mismo tiempo -tanto ruido- no es raro que en ese momento de caos imperceptible se te escape el detalle de que tu sonrisa también alcanza para hacerme feliz por el resto del día.

Invierno

Este invierno mental.
Estas manos cortadas.
Este viaje de escamas gastadas
por aguas de estiércol y sal.

Esta ausencia del sol
Este triunfo del viento
Este frío del barro
dejándose quieto en el suelo

Este invierno mental
Esta crisis de sueños
Este borde de todo
este caos de escarcha
Estas manos gastadas
Caricias que nunca serán...

03-07-12 - Silencio (Escrito el Día del Locutor)

Amantes del silencio. Eso somos. Lo acariciamos, nos ganamos su confianza. Y justo ahí, metemos la palabra. La palabra se clava en la carne del silencio y queda ahí, incrustada, resaltando, diciendo. La palabra existe porque el silencio la lleva puesta. Lo que decimos es una manchita en el cuero suave del silencio. La esencia de lo que decimos está en ese espacio entre una palabra y otra. Las palabras más bellas son esas que mejor adornan la piel del silencio. 
Entrás al ISER, y en tres años tenés un carné de Locutor, que certifica que ya sabés manejar las palabras. 
Después te lleva una vida aprender a seducir al silencio.

16-06-12 ¡Crack!


¡Crack! Es la onomatopeya que representa un quiebre. Algo se rompe y es ¡Crack!.
Siempre estará ese momento en el que vos y ella se van a mirar a los ojos, parados en la grieta, en el lugar en el que los continentes se separan.
La vas a mirar despacio, como queriendo decirle algo que no sabés enunciar, sintiendo que tal vez estás tomando la decisión equivocada. Tu mente trabaja a miles de kilómetros por hora. Va mucho más rápido de lo que puede expresarse con palabras.
Tal vez haya un abrazo, una súplica velada de que algo cambie, de que un sacudón oportuno rompa los límites de la pesadilla. Pero no pasa nada. Nadie viene a rescatarte. En ese momento estás completamente solo.
Ella te mira pero estás solo. Ya estás solo.
Pensás que tal vez estás equivocándote. Ella piensa que tal vez están equivocándose. Pero se trata de seguir un plan que se decidió antes, y de pronto ese antes les parece tan lejano, tan borroso.
Y es, antes que nada,  porque ya no se pueden recitar tan claramente los motivos que los están separando; esas manos color noche que se la están llevando, que te están llevando. Ya no son tan claros ni parecen tan convincentes los motivos que los pusieron a ambos lados de la grieta.
Sentís el ¡Crack! Removiendo la tierra bajo tus pies. A lo mejor ella te pide que la abrases y en realidad te está pidiendo que digas algo que pueda detener el tiempo, enroscarlo y volverlo atrás. Pero la vida no es una película.
Ya es hora de que alguien revele esta verdad.
Una vez que esta despedida acabe, te vas a preguntar muchas veces si fue una buena decisión.
Nunca lo vas a saber.
Después la historia seguirá. Si te enterás algo de ella, será como tener noticias de un viejo amigo, pero al mismo tiempo te vas a alegrar si las noticias no son buenas y te vas a preguntar qué clase de monstruo sos, deseando el mal a quien alguna vez amaste.
Todo eso, decidido por un instante en el que el ¡Crack! sale de las entrañas de la tierra, empujado por el magma hirviente que está ahí adentro del globo desde la creación del universo. Ese inconmensurable puchero de piedras que se retuerce en el centro de la tierra hasta que de golpe quiebra la corteza, revienta, ¡Crack!
Todo esto en una noche de luna llena mientras ella te pide que la abrases. Mientras de a poco los brazos no significan nada. Están ahí. Duros, abandonados al destino de no abrazar, como los de los espantapájaros. Sos un ser deformado y chiquitito, un hombre menguante que, al igual que el de Matheson, sabe que al final aguarda otro universo, pero nadie puede acompañarte hasta allá.
Ahora estás solo, ante la perspectiva de algo nuevo. Quizá mejor. Quizá terriblemente peor. Seguramente distinto.
Si alguien te pusiera un espejo en el camino, saludarías con cortesía a ese tipo que te parece conocido, pero casi ajeno por completo. 

27-05-12 REVOLUCIONES




El viernes pasado, 25 de mayo, Graciela Díaz me pidió que dijera unas palabras desde mi rol de comunicador en Suipacha, refiriéndome a La Libertad, en un Acto que organizaba la Asociación que ella dirige. 
Quería compartir con los lectores del blog un bosquejo de lo que dije ahí. Tal vez les guste:

"Sé que no es una muy buena manera de empezar, pero quiero decir antes que nada que por lo general desconfío bastante de las revoluciones en el sentido más político de la palabra. Sin generalizar, es necesario decir que con frecuencia han sido un producto de los intereses más o menos genuinos de las burguesías. Los pobres no hacemos revoluciones. Hacemos revueltas, alzamientos, rebeliones, pero revoluciones hacen los que tienen el poder, el financiamiento, y la educación para hacerlas. Muchas veces se dirá que los que se alzan en contra de una determinada potencia lo hacen en nombre de los que menos tienen, pero en general reaccionan a una necesidad de las clases más acomodadas. 
En otras palabras: nosotros, los humildes, podemos ser bandera, pero abanderados… difícilmente.
Aun así, he aceptado hablar partiendo de un nuevo aniversario de la revolución de mayo y de los hombres que la hicieron. 
Y aquí vuelvo a decepcionarlos, porque me cuesta referirme a esos seres tan exaltados por la historia de los que ya se ha dicho casi todo, y de los que yo no sé casi nada.

Voy a hablar, por lo tanto, de los revolucionarios que yo conozco. 
Un verdadero grupo de revolucionarios. 
No cambiaron un país, ni una provincia, ni un pueblo, si lo vemos en los términos "documentables", pero a lo mejor lo hicieron igual.

Cuando yo tenía 9 años, era un chico del campo, de padres tamberos, que leía con voracidad todo lo que se me cruzaba, pero no tenía tantas lecturas a mano como hubiera querido.
Un día mi maestra me llamó aparte y me dio un regalo. Algo poco común, y para mí rarísimo.
Cuando abrí el paquete, en su interior me encontré con un libro. Y cuando abrí el libro, lo primero que vi fue un dibujo muy simple de un chico que aferraba, como si fueran las riendas de un carro, un manojo de hilos que lo conectaban con una bandada de pájaros. 
Los pájaros tiraban de esos hilos y lo llevaban volando.
Ese chico rubio de cuyo cuello colgaba una larga bufanda, era el Principito, de Exupéry.
En esa misma página, aquella maestra había escrito: “Para Damián, que cuando lee alcanza las estrellas”
Yo no lo supe en ese momento, y probablemente no lo pensé hasta ahora. Pero ella, la maestra del libro, y otras que iban a venir después, y  profesores y profesoras más adelante, y bibliotecarias y amigos más instruidos que yo, que se fueron turnando para prestarme, regalarme o recomendarme libros, hicieron que yo sea una persona diametralmente distinta a la que hubiera sido sin ellos.
Sin esas lecturas que me abrieron la cabeza, hoy no sería el que soy.
Pero esos libros fueron llegando, uno por uno. 
Un plan de Dios, perfectamente orquestado,  para cambiar el destino -no de un país- pero sí de una persona, usando a estos revolucionarios.
Fueron y son terribles rebeldes, porque rompieron con lo que el “destino” había dejado para mí. 
Y pienso ahora en todos los que con pequeñas acciones hacen lo mismo: Marcan a alguien para siempre. 
Pienso en el que da amor a un chico que no lo tuvo: Ese chico nunca va a ser el mismo, porque el recuerdo de una caricia, igual que el de un latigazo, te puede marcar de por vida.
Pienso en los que dan un plato de comida a alguien que tiene hambre, o abrigan al que tiene frío; Ellos son revolucionarios, porque nos hacen entender que se puede, que nadie nos puede condenar a ser indiferentes.
Y así podría seguir sin parar, hablando de revolucionarios anónimos que hacen la diferencia en un mundo en el que sobran conformistas y acostumbrados.

Los que tenemos en nuestras manos la información, somos parte de eso.
Pienso en esa responsabilidad siempre que proyecto un programa nuevo. 
Me pregunto si de alguna manera puedo enriquecer a los que están del otro lado. Podría pensar sólo en entretenerlos, que no estaría mal, pero se ve que algo de esa sed revolucionaria también está en mí.
Lo cierto es que, yendo al tema del que me pidieron hablar, la única libertad es la que empieza en las cabezas y los corazones. En nuestras almas está el embrión de la libertad. Desde ahí salimos, como aferrados a una bandada de aves migratorias de esas que llevaban al Principito, hacia la verdadera libertad.
Si de algo puede servir mi trabajo para contribuir a despertar esa libertad, seguro que eso llevará al mismo tiempo a construir un mundo mejor, con más justicia, con gente más buena. Si de algo sirve mi trabajo para eso, decía, ahí quisiera estar, como un revolucionario más”

12-04-12 Creer

Cuando golpeaste la puerta, salí
Cuando dijiste mi nombre, lloré
Cuando escupiste mi cara, reí
Cuando dejé que te fueras, pensé

Cuando llamaste de lejos no fui
Cuando creí con más fuerzas, oré
Cuando regaste la tierra, nací
Cuando corría sin rumbo paré

Y a veces salió caro vivir
Pero ese era el precio y pagué
Dijiste que querías venir

Y mi unico defecto es creer
Lo lógico es dejar de insistir
Pero es tan placentero creer...

15-03-12 Partida

Esbozada esa sonrisa, se quedó saboreando el aire del océano hasta que el mar entró por la ventana. 
Después su cuerpo era parte del agua.
Las olas salieron empujándose y riendo al bajar la marea. Ella ya no estaba.

17-01-12 El niño explorador

El último beso será para cualquiera de los niños malos.
Quien menos pague por él, heredará tu amor.

El boy-scout.
El que se sabe de memoria las reglas.
El que nunca dijo el nombre de tus locuras extremas.
El que no lo va a decir nunca.
El que pone la capa extendida sobre el charco cuando vas a pasar.
El que rompe la carta que te inculpa.
El que se declara responsable del vidrio que vos rompiste.
El que perdona una y mil veces.
El que puede recordar cada una de tus obsesiones.
El que se amolda a la forma de tu cuerpo para no despertarte.
El niño explorador.
El que renuncia a la última galletita del paquete para dártela.
El que te presta la campera cuando llueve a cántaros y temblás de frío.
El que consigue sacar de la nada ropa seca.
El que mira para otro lado si no le das permiso para verte mientras te cambiás.
El boy scout.
El niño explorador.
El perfecto reflejo de lo que pedirías.
El perfecto reflejo de lo que reclamás.
Ese...
Ese se queda solo...


16-01-12 Alegría

Besos del sol, las caricias amarillas de una brisa frutal que viene de algún sitio del monte. Luz que se descuelga entre las hojas en trayectoria diagonal, tobogán de niebla. Pasto mojado que acompaña los pasos descalzos. Hojas secas, blando colchón en el que los pies se hunden con placer. El canto de los pájaros, que es como suena la libertad. Una catarata de esa libertad se cae sobre nuestras cabezas. Murmurás algo que no entiendo, pero no pregunto. Contesto algo que no creo que escuches, pero me sonreís, con tus brazos cerrándose alrededor de mi cuello. Te miro a los ojos, tan de cerca que sólo veo uno, que son los dos al mismo tiempo (como en el juego del cíclope que describía Julio), y no sé si la luz está afuera o sale de esa mirada única. Más allá de las copas de los árboles, más allá de la inmensidad que se vuelve azul de tan llena de aire, Dios baila de alegría, los ángeles se desternillan de risa, y el mundo siente la onda expansiva de tanta felicidad.