Evidencias de que llega la primavera

Evidencia 1: Hoy al amanecer el sol entró de un modo diferente por entre las cortinas, como llamándome y reclamando mi presencia.

Evidencia 2: Vos, y tu modo de mirarme.

Evidencia 3: Esas ganas de salir al aire, al sol, a la vida, Ese correr furioso de la sangre en las venas.

Evidencia 4: Los "panaderos" de diente de león. Poquitos. Los primeros, que aparecen abriendo camino a muchos otros que llegarán más adelante.

Evidencia 5: La flor del patio. Ella solita se basta para gritarle al mundo que la vida está triunfando de nuevo.

Evidencia 6: La niebla suave de la mañana. Una montaña de algodón desmenuzado en el horizonte.

Evidencia 7: El pájaro que detuvo su vuelo esta tarde en el marco de la ventana. Nos miramos. Y se fue volando sin haberse asustado.

Evidencia 8: Las canciones de la radio, que son las mismas, siempre repetidas, girando en una calesita sin final, pero ahora parecen significar otra cosa.

Evidencia 9: A uno se le hace que, después de todo, tal vez se pueda volver abuscar la fe, la esperanza y el amor, al punto del camino en el que los hayamos dejado.

Evidencia 10: La sensación de que algo mucho mejor está llegando... 

03-09-14 - CÓMO ENCONTRARTE (En diez sencillos pasos)

1- Querer encontrarte. Por que sí, porque estaría bueno. Porque de alguna manera hay que arrimarse a pedirle a la vida las sonrisas y los besos que nos debe. Arrimarse a la vida como a un mostrador. Asomarse al amor como a una ventana. Siempre sabiendo que lo que vale está más allá de nuestro alcance; pero con la certeza de que lo que queremos es buscar,más que poseer.
2- En fin: Salir temprano de casa con una sonrisa de triunfo anticipado, o de derrota bien disimulada, que se ven casi idénticas.
3- Ir por el camino. Pensar en lo bueno que sería encontrarte.
4- Pensar también en lo bueno que sería encontrarte ahora, en la calle, de pasada, y que tal vez tengas tiempo para un café, o una charla, o uno o dos siglos de amor.
5- Llegar a destino sin haberte encontrado, y aún así no ceder al desánimo. Poner cara de no-me-importa
6- Transcurrir el día pasando de hora en hora como si se estuviera atravezando paredes cada vez más gruesas.
7- Llegar a eso de las ocho de la noche, cuando el sol ya se escondió, pensando que no, que no hay esperanzas de encontrarte. Y sintiendo un poquito de dolor de cabeza que probablemente sea el fruto de tanto encarar paredes en el punto 6.
8- Prender la tele. No encontrar nada bueno para ver. Poner un disco. Sacar el disco. Poner otro. Sacarlo. Buscar el libro ese de Wilbur Smith. Recordar que lo tenés vos y que prestártelo no fue una buena idea porque seguramente no lo leerás, pero si lo leés te vas a querer ir a África, como les pasa a todas las chicas como vos que lo leen. Y peor aún: Sospechar que tal vez ya te fuiste y estás en algún lugar cerca de Table Mountain mientras se te busca en este cacho de llanura embarrada al oste de Buenos Aires.
9- Pensar en llamarte para preguntarte si por casualidad no tenés el libro de Smith y al instante cambiar de idea, más que nada porque ahora el sueño está llegando y el saldo de todos los cabezasos a las paredes se hace notar.
10- Sentir que los párpados van cayéndose despacio, y que el mundo gira cada vez más lentamente. Y ceder finalmente ante el sueño. Y tal vez -quién sabe- soñar con vos.