Guerras


Pueden bendecir las armas en su nombre.
Pueden invocarlo en su grito de batalla.
Pueden ponerle su nombre a las bombas.
Pueden buscar viejas profecías que le den un sentido a la demencia.
Y pueden nombrarlo todo lo que quieran. 
Pero nada cambia la verdad: Dios siempre está del lado de los débiles y el único reino que le importa es uno hecho a la medida de los más chiquitos.
Nunca se olviden de eso.

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