Cualquier día (Textos prehistóricos 3)

Revolviendo papeles viejos encontré una serie de poemas que escribía hace diez años. No tenía compu. Tenía novia, creo. No tenía tanta panza, eso seguro. Tenía algo de pelo (tampoco tanto). No era Locutor, y así...


Esa extraña mitología del hartazgo masivo: “Cualquier día todos juntos nos cansamos y rompemos tanto muro que separa nuestros mundos”
vamos yendo, viene el frío, ruge el fuego
No te rías. Todo está medio quebrado, pero aguanta. Hasta cuándo. Porqué causa
Viene el frío, pero algunos no se enfrían
no los dejan, los mantienen bien calientes
Y no hay fuerza que equipare tanta fuerza
El que duerme corre el riesgo de quedarse
Congelado como el rostro de la muerte
Congelado, tieso y frío
Pero hay hambre y desorden de palabras
Hay la ruina y el peligro de contagio
Y los que corren ya no paran con las bombas. Ni las balas.
Nunca paran, ya no lo hacen
Porque están hartos y “hartos” es muy hartos de los nunca de los nada,
del no puedo, de tener que hacer barquitos con las ganas
De quemar los trapos viejos de los sueños
No te rías.
Esta cosa ya no aguanta, se desploma
Y después dicen que somos aburridos.

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