16-10-08 Lo que no importa

Pensaba en el miedo. Ayer tenía miedo. Vos sabés cómo es eso: con temblor de las manos y todo. Con llanto reprimido y todo. Con frío que corre por la espalda. Con lastimosidad y autocompasión. Con miradas que no se fijan en nada. Con insomnio y desvelo. Con prisa y tamborilleo de dedos. Con sudor de sangre. Miedo. Susto prolongado en el tiempo. Deformación del tiempo que convierte lo pasajero en eterno. Milagro a la inversa. Días prolongados al infinito en la espera de que una mañana todo se pudra o, porqué no, todo empieze a rodar por fin.
Por fin.
Después vino tu sombra. Tus ojos llenos de sol, diría Ulises. Esa cosa que no puede explicarse y que mantiene en vilo el corazón. Los ojos abiertos, la boca abierta, la expectación patente. Y tu sombra te traía. Y vos eras más que todas las sombras. Y de golpe todo el cielo se fué descorriendo. Toda esa cortina vieja y descolorida se rasgó, se deshizo; y por detrás vivía algo más. Había otra bóveda celeste -más celeste- que yo no imaginaba. Y estábamos de nuevo juntos.
Por fin.
Si las cosas no salen como quiero, al menos sé que estarás vos.
Límite y ventana al infinito.
Frío y tibieza. Conjunción en la que tiene sentido la vacuidad. Vos, que siempre estuviste. Vos. Lo único que permanece. Cuando todo sea nada y nada el tiempo y nada las gotitas que rebalan por mi espalda. Cuando el sudor cobre sentido o no lo encuentre nunca más o no me importe que lo tenga. Cuando la picadura del miedo sea borrada.
Por fin.Vamos a estar los dos tan juntos que todo lo demás será sólo eso: Lo demás. Lo que no importa

No hay comentarios: